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La celulitis es una alteración que afecta a las capas profundas de la piel (dermis) y a la grasa superficial (hipodermis).

No existe una causa específica para que aparezca. En su origen influyen factores hormonales, genéticos, alimentación, etc…

El mecanismo desencadenante sería una alteración de la circulación de la zona afectada, que llevaría a la retención de líquidos y a la formación de fibras que engloban nódulos de grasa.

Se localiza preferentemente en la mitad inferior del cuerpo; glúteos, muslos, y no está relacionada con el sobrepeso, ya que mujeres delgadas pueden padecerla, aunque el sobrepeso la empeora. Puede coexistir con otras alteraciones como la grasa localizada o la flacidez corporal.

Existen diferentes tipos o grados de celulitis:

  • Celulitis edematosa. Donde la piel de naranja no se observa de manera espontánea sino al pellizcar la piel. Hay una alteración de la microcirculación de la zona, y acúmulo de líquido.
  • Celulitis blanda. Existe una piel de naranja visible y con irregularidades en la piel. No suelen haber alteraciones en la temperatura cutánea ni presencia de dolor a la palpación.
  • Celulitis fibrosa. Piel de naranja evidente, nódulos grasos y retracción de la superficie cutánea que da el aspecto de “hoyuelos”. Es frecuente la existencia de dolor en las regiones afectadas así como alteraciones de la temperatura local caracterizadas por zonas frías.



En función del tipo de celulitis y de si coexiste o no con otras alteraciones, como la grasa localizada, la flacidez, las varices o la retención de líquidos; se recomendará el tratamiento más conveniente:

El número de sesiones dependerá del tipo de celulitis, y de la respuesta al tratamiento elegido, sugiriéndose siempre realizar sesiones de mantenimiento.