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El objetivo de estas dietas es perder peso de forma saludable. Cuando los pacientes solicitan pautas de alimentación para perder peso deben saber que lo único que hay que perder es el exceso de grasa que puedan tener ya que, si además esta grasa se deposita en su mayoría en el abdomen, representa un importante factor de riesgo para la salud.

La pérdida aconsejada por la OMS (Organización Mundial de la Salud) es de medio a un kilogramo semanal.

La dieta más aconsejada es la hipocalórica (baja en calorías) pero equilibrada en nutrientes y micronutrientes, y debe tener en cuenta las características individuales como; peso, edad, género, complicaciones médicas asociadas, actividad física, preferencias dietéticas, horarios, etc...

Otro tipo de dietas más estrictas deben realizarse bajo estrecha supervisión médica, como en el caso de la dieta proteinada. Se trata de la dieta más estricta conveniente. Basada en el aporte de proteinas de buena calidad nutricional a partir de preparados comerciales de distintos sabores y texturas. Incluye también verduras y suelen ser muy saciantes. Deben completarse con vitaminas y minerales, y se realiza pasando por una serie de fases en las que poco a poco se van introduciendo distintos alimentos.

Hace perder peso pero de forma rápida y por ello se puede utilizar al inicio del tratamiento, para conseguir motivar al paciente, o también cuando haya una parada de la pérdida de peso con las dietas menos estrictas.